Marcos Muñoz Vera. Ediciones UOC,
Barcelona, 2017. 198 Págs.
De entre todos los tipos de cine que han ido surgiendo a lo largo de las décadas, existe un género, un metagénero, podríamos llamarlo, que combina con todos los demás: drama, comedia o tragedia; cine histórico, documental, romántico, “western”, “thriller”, fantástico, de ciencia ficción (también “gore”), erótico, incluso pornográfico. Elegid el que queráis: habrá musicales de ese tipo». Así, de este modo, subrayando de manera provocativa una obviedad histórica, arranca su libro sobre el cine musical el periodista y escritor Marcos Muñoz Vera, It’s Showtime. 50 títulos esenciales del cine musical, un volumen que cumple dos importantes funciones. La primera, muy importante, viene a llenar el (casi) pavoroso vacío existente en la bibliografía cinematográfica española por lo que respecta al cine musical, a menudo desdeñado por la crítica por ser «irreal» (¿?) y puramente «lúdico», argumentos que desmontan títulos como El rock de la cárcel (Richard Thorpe, 1957), West Side Story (Rober Wise & Jerome Robbins, 1961), Cabaret (Bob Fosse, 1972) o Jesucristo Superstar (Norman Jewison, 1973), todas ellas presentes en el libro. La segunda, no menos relevante, es que amplía las fronteras a través del análisis de cintas recientes, como Bailar en la oscuridad( Lars von Trier, 2000), Moulin Rouge(Baz Luhrmann, 2001) o Frozen(Chris Buck & Jennifer Lee, 2013), más allá de la época dorada de Hollywood (1930-1960). Una vez establecidos los márgenes teóricos y prácticos de It’s Showtime. 50 títulos esenciales del cine musical, su autor efectúa un brillante análisis estilístico, histórico, cultural, incluso político, del género, sin caer den idolatrías cinéfilas. Marcos Muñoz Vera tiene la gran habilidad de combinar la agilidad narrativa del buen periodismo con la agudeza de sus opiniones, argumentadas de manera solvente. Pero, sobre todo, el autor sabe cómo destacar como su innegable naturaleza fílmica (motion picture) se forjó al calor de las operetas alemanas, los musicales de Broadway, las zarzuelas, las óperas e incluso los conciertos de rock, cuya adaptación al cine ha contribuido a popularizar entre el público todas esas fórmulas escenográficas.