

¡El juego más peligroso!
«Jumanji» (1995), de la que este mes se estrena una tardía secuela («Jumanji: Bienvenidos a la jungla»), es uno de los más divertidos relatos fantásticos de aventuras de los noventa. Lo dirigió el frecuentemente subvalorado Joe Johnston. Y Robin Williams, Bonnie Hunt, Kirsten Dunst y Bradley Pierce encabezaron su reparto.
En 1981, el escritor e ilustrador norteamericano Chris Van Allsburg publicaba en los Estados Unidos «Jumanji», su relato infantil más conocido junto con «The Polar Express» (1985) y «Zathura» (2002), también llevados al cine: Polar Express (Robert Zemeckis, 2004) y Zathura: Una aventura espacial (Jon Favreau, 2005). Al ser un libro muy pequeño, de tan solo 32 páginas, no se planteó una adaptación cinematográfica hasta mediados de los noventa. Fue por esa época cuando el productor Peter Guber, aprovechando un viaje a Boston, se citó con Van Allsburg, que vive en Providence, Rhode Island, y le ofreció la posibilidad de comprarle los derechos para el cine y de que además escribiera una de las primeras versiones del guión, cosa que Van Allsburg hizo, calificando la experiencia como «una especie de intento de imbuir a la historia con una cualidad de misterio y surrealismo». Con todo, el libreto pasó por varias manos, dado que Van Allsburg figura como coautor del argumento junto con Greg Taylor y Jim Strain, y como coguionista junto con Taylor y Jonathan Hensleig. La concurrencia de tantos nombres suele ser señal de la existencia de diversas reescrituras.
En el original literario los protagonistas son Judy y Peter Shepherd, dos niños aburridos que, para matar el rato una noche que sus padres están fuera, se ponen a jugar a un misterioso juego de mesa que han descubierto por casualidad, el «Jumanji» (palabra que en zulú significa «muchos efectos»), y que tiene una regla que no se puede violar: «No empieces si no tienes intención de finalizar la partida». Será entonces cuando descubrirán que el «Jumanji» es un juego mágico y peligroso, desatando dentro de su casa ataques de leones y monos o estampidas de elefantes. La brevedad del cuento obligó a aumentar la trama introduciendo personajes adultos: Alan Parrish, un antiguo jugador de «Jumanji » que, siendo niño, quedó atrapado dentro del juego; Sarah Whittle, antigua amiga de la infancia de Alan; el oficial de policía Carl Bentley; la tía Nora, tutora legal de los aquí huérfanos Judy y Peter, cuyos padres fallecieron en un accidente de coche en Canadá; Sam Parrish, el padre de Alan; y Van Pelt, un cazador que también forma parte del «Jumanji».
Bienvenidos a la jungla
Tom Hanks fue el primer candidato a interpretar a Alan Parrish, personaje que finalmente recaería en el malogrado Robin Williams, quien por aquel entonces vivía uno de sus mayores momentos de popularidad. Después de Hanks se pensó en Bruce Willis, quien parece ser que estuvo cerca de hacerlo, y al final no pudo porque las fechas de rodaje coincidían con las de Jungla de cristal: La venganza (John McTiernan, 1995). Aunque parezca mentira, antes que en Williams se había pensado en una larga lista de dispares intérpretes como recambio de Hanks y Willis: Dan Aykroyd, Chevy Chase, Sean Penn, Kevin Costner, Richard Dreyfuss, Michael Douglas, Rupert Everett, Harrison Ford, Andy Garcia, Richard Gere, Mel Gibson, Michael Keaton, Kevin Kline, Bill Murray, Bill Paxton, Arnold Schwarzenegger, John Travolta, John Goodman, Tim Allen, Steve Martin, Martin Short, Bruce Campbell, Robert De Niro, Billy Crystal, Howie Mandel, Jeff Daniels y Alec Baldwin.
El malogrado Robin Williams protagonizó este divertido film de aventuras
No menos importante es la lista de actrices que fueron valoradas para interpretar a la adulta Sarah Whittle. La primera candidata fue Kirstie Alley, quien no pudo hacerlo porque el calendario de rodaje coincidía con la previamente apalabrada Dos por el precio de una (Andy Tennant, 1995). A Alley le seguirían Jodie Foster, Kim Cattrall, Eve Plumb, Jamie Lee Curtis, Madonna, Demi Moore, Michelle Pfeiffer, Meg Ryan, Sharon Stone, Meg Tilly, Jane Leeves, Daryl Hannah, Kelly Preston, Julia Roberts, Lea Thompson, Helen Hunt, Julianne Moore, Heather Locklear, Teri Hatcher, Jennifer Jason Leigh, Jennifer Grey y Rebecca De Mornay, siendo la elegida Bonnie Hunt. Kirsten Dunst, recién salida de Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994; ver Cult Movie en núm. 216), sería Judy Shepherd, papel para el cual hizo una prueba una desconocida llamada Scarlett Johansson. Bradley Pierce encarnaría a Peter, hermano menor de la anterior. El actor australiano Jonathan Hyde asumiría el doble papel del cazador Van Pelt y el padre de Alan, Sam. Bebe Neuwirth sería la tía Nora; David Alan Grier, el agente Carl Bentley; Patricia Clarkson, Carol Parrish, la madre de Alan; Adam Hann-Byrd, Alan niño; y Laura Bell Bundy, Sarah niña.
Risas y trucajes
Bajo la dirección de Joe Johnston, con producción de Interscope Communications y Teitler Film, distribución de TriStar Pictures –una filial de Columbia Pictures muy activa por esos años– y un presupuesto, alto para la época, de 65 millones de dólares, Jumanji se rodó entre el 14 de noviembre de 1994 y el 7 de abril de 1995 en localizaciones y platós situados a caballo de los EE.UU. (Keene y Swanzey, en New Hampshire; Kennebuck y North Berwick, en Maine) y Canadá (Delta de Tsawwssen, Vancouver y Maple Ridge, en British Columbia). No deja de tener su gracia que se filmara en New Hampshire una película llena de animales salvajes si tenemos en cuenta que es uno de los pocos estados de Norteamérica que carece de parque zoológico.
El rodaje fue tan divertido a nivel humano como complejo a nivel técnico. En lo que se refiere a lo primero, quienes participaron recuerdan el sentido del humor de Robin Williams, quien con sus bromas y sus imitaciones –en particular, su parodia de Jodie Foster en Nell (Michael Apted, 1994), la favorita de Kirsten Dunst– conseguía hacer reír a todo el mundo. Por otra parte, y aprovechando unos días libres en medio de la filmación de Jumanji, Williams rodó su aparición especial en la comedia de Chris Columbus Nueve meses (1995).
Pese a todo ese jolgorio, no es menos cierto que el actor se jugó el tipo en más de una ocasión, realizando en persona algunas escenas de riesgo. «Este film es lo más cerca que voy a estar nunca del cine de acción», declararía. Una de esas escenas es cuando Alan pelea contra el cocodrilo en el agua, que se rodó usando un animatronic. Sin embargo, a diferencia de otros animatronics de menor tamaño, animados por control remoto, el cocodrilo era operado por un técnico que iba dentro. Williams explicó que, haciendo una toma, se entusiasmó demasiado y empezó a golpear al cocodrilo con el codo, hasta que le detuvo un grito que procedía del interior del muñeco: «¡¡Oyeee…!!».
El cocodrilo, el león, el pelícano que roba el «Jumanji», las plantas carnívoras y venenosas y las enormes arañas que aparecen en el film son animatronics creados por la empresa Amalgamated Dynamics, propiedad de los especialistas en efectos especiales mecánicos y de maquillaje Tom Woodruff Jr. y Alec Gillis, quienes coordinaron su labor con la de Stephen L. Price y Ken Ralston, supervisores de efectos visuales de Industrial Light & Magic que se hicieron cargo de la creación de efectos digitales tales como los murciélagos, los mosquitos, los monos, las enredaderas y la estampida de animales formada por elefantes, rinocerontes, cebras y pelícanos, así como de determinados planos de animación del león.
No menos importante fue la labor de diseño de producción, creado por James D. Bissell, quien hizo realidad el milagro de convertir la mansión donde transcurre la acción principal en una auténtica selva. Particularmente complicadas fueron las escenas del monzón que inunda la casa, que se rodaron en la piscina de dos metros de profundidad de un campus universitario, o el momento en que el terremoto parte en dos la vivienda, resultado de una ingeniosa improvisación de Joe Johnston: coger un decorado ya utilizado y dividirlo.
Estrenada en los EE.UU. el 15 de diciembre de 1995, la película funcionó muy bien a nivel comercial, recaudando más de 100 millones de dólares en su país de origen (además de otro 52 millones por alquileres en vídeo) y más de 262 millones a nivel internacional. Las críticas fueron desiguales: Roger Ebert le echó en cara que resultara demasiado terrorífica para tratarse de una producción destinada, en teoría, a toda la familia. Robin Williams también declaró que Jumanji no era un film que llevaría a ver a sus hijos más pequeños. Quien se mostró muy satisfecho fue Chris Van Allsburg, pues aceptó de buen grado los cambios hechos en el argumento con respecto a su libro y destacó que «la película sabe reproducir el nivel de caos que provoca el tener un animal de la jungla dentro de una casa. Es una buena película».
Reivindicación de Joe Johnston
Probablemente Joe Johnston nunca pasará a la Gran Historia del Cine, y jamás se le considerará un Autor Importante, de los que «dejan huella». Pero, con todos sus defectos, y a pesar de que hallemos en su filmografía películas mediocres y/ o anodinas –cf. Cariño, he encogido a los niños (1989), Océanos de fuego (2004)–, no es menos cierto que también encontramos otras mucho mejores de lo que suele afirmarse: Rocketeer (1991) era una simpática anticipación del actual cine de superhéroes; Cielo de octubre (1999), una agradable incursión en el macro-género del Americana no exenta de sensibilidad; Parque Jurásico III (2001), una sencilla pero eficaz película de aventuras a ratos mejor que la anterior secuela de la franquicia, por más que viniera firmada por Steven Spielberg, El mundo perdido (1997); El hombre lobo (2010), y en particular su director’s cut de 116 minutos, era una notable revisión posmoderna del mito clásico del terror; y Capitán América: El primer Vengador (2011), mal que pese a los fans de Taika Waititi, una de las mejores películas de los Marvel Studios. Un balance nada despreciable para un director, dicen, que no-vale-nada…
Otra de esas películas de Joe Johnston con (injusta) fama de que no-valen-nada es la que aquí nos ocupa. Afirmar que Jumanji es una obra maestra sería una barbaridad, entre otras razones por su patente falta de originalidad y su asunción sin perjuicios de patrones preestablecidos. Resulta evidente que el film es una imitación del estilo de las producciones de Spielberg para Amblin Entertainment, cosa que se nota en muchos momentos: el prólogo ambientado en 1969, con el pequeño Alan Parrish perseguido en bicicleta por los matones de su escuela; el destrozo de la cocina de la mansión por parte de los monos, que recuerda a Gremlins (Joe Dante, 1984; núm. 242); o el ataque de la planta carnívora que casi devora a Peter, que guarda ecos de un famoso momento de Poltergeist (Tobe Hooper, 1982; núm. 186). No es de extrañar que, después de ver Jumanji y Cielo de octubre, Spielberg le confiara Parque Jurásico III.
Aceptadas estas servidumbres, Jumanji es una más que digna película de aventuras fantásticas que, amén de entretenida y divertida, atesora apuntes más que apreciables. Bajo su apariencia de fábula para todos-los-públicos, alberga un soterrado discurso sobre la figura del padre, la autoridad paterna y el temor reverencial de los hijos no exento de cierta mala uva. El pequeño Alan tiene miedo de su padre, Sam Parrish, e intenta llevarle la contraria (su progenitor quiere que, siguiendo la tradición familiar, vaya a estudiar a un selecto colegio privado que no es del agrado del muchacho); la esposa de Sam también le reprocha que sea demasiado severo con su hijo. Veintiséis años después, el tiempo que pasa atrapado dentro del «Jumanji » y del que sale ya adulto, Alan se convierte, simbólicamente, en el «padre» de los huérfanos Judy y Peter. Hay un momento en el que regaña a este último porque no le obedece hasta que, de repente, se da cuenta de que se está comportando con el niño tal y como se comportaba su progenitor con él: «Me estoy convirtiendo en mi padre… ». A mayor ahondamiento, el hecho de que el actor Jonathan Hyde interprete tanto al padre del protagonista como al cazador Van Pelt, quien intenta cazarle como si fuera un animal mientras le espeta: «¡Compórtate de una vez como un hombre!», no hace sino reforzar esa agria mirada sobre la figura paterna, por más que al final todo se encarrile hacia un previsible happy end.
A ese curioso trasfondo, que contribuye a darle cierto espesor de fondo a una película tan ligera como Jumanji, cabe unir el esporádico vigor demostrado por Joe Johnston tras las cámaras, el cual se traduce en algunos notables aciertos visuales: el movimiento de cámara que oculta el momento en que el pequeño Alan recibe una paliza a manos de sus desaprensivos condiscípulos; la primera aparición del león, saliendo lentamente de la oscuridad del desván; o la hilarante escena del coche patrulla del agente Bentley doblado por la mitad por una enrredadera.
Tomás Fernández Valentí
Jumanji: El legado |
«Jumanji: Bienvenidos a la jungla» no es más que el último eslabón de productos creados alrededor del cuento de Chris Van Allsburg y la película de Joe Johnston. Veamos cuáles son: _ El juego de mesa inspirado en el que aparece en el film llegó a ser enormemente popular en los EE.UU. Tanto, que en 2014 un tablero subastado en eBay alcanzó la cifra récord de 60.800 dólares. _ En 1996 se emitió en Columbia TriStar Television una serie de televisión de dibujos animados que constó de 38 episodios de 22 minutos de duración repartidos en tres temporadas. La serie tomó ideas de la película pero no es una secuela de la misma, sino una reformulación del cuento y del film, dado que incorpora el personaje de Alan a los de Judy y Peter, pero no el de Sarah. _ Ya hemos mencionado que en 2002 Van Allsburg publicó «Zathura», otro relato fantástico infantil planteado a modo de secuela de «Jumanji». La trama se centra en otros dos hermanos, Walter y Danny Budwing (presentes en el final de «Jumanji» pero no incluidos en la película), que descubren el juego de mesa pero, al final, se ponen a jugar a otro, llamado «Zathura: A Space Adventure». Eso provoca que su casa se lance a volar por el espacio, donde vivirán extraordinarias aventuras. Como asimismo hemos explicado, «Zathura» daría pie en 2005 a una adaptacion para el cine, «Zathura: Una aventura espacial». Inicialmente planteada como secuela de «Jumanji», su director iba a ser uno de los supervisores de efectos visuales de esta última, Ken Ralston, hasta que el proyecto cayó en manos de Jon Favreau, quien decidió darle autonomía propia eliminando toda referencia a «Jumanji». _ En 2006 se lanzó un videojuego para PlayStation 2. _ Al año siguiente, Fujishoji lanzó, inspirándose en la película, un «pachinko», juego recreativo típicamente japonés cuyo diseño recuerda vagamente al de las máquinas tragaperras. El mismo contenía clips del film y nuevos diseños de los personajes con estética «anime» recreados con CGI y 3D. |