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El guardaespaldas

Nunca la dejes sola…

Estos días se representa en Madrid la versión escénica de una de las películas más populares de los noventa: «El guardaespaldas» («The Bodyguard», 1992), dirigida por Mick Jackson y protagonizada por Kevin Costner y la malograda Whitney Houston, esta última en el film que contribuyó sobremanera a cimentar su leyenda.


Amediados de los setenta, un joven guionista y futuro realizador llamado Lawrence Kasdan (n. 1949) trataba de hacerse un hueco en la industria hollywoodiense ofreciendo a través de su agente sus guiones. Su primer libreto era el de El guardaespaldas, una mezcla de thriller y relato romántico centrado en la relación entre un especialista en seguridad privada y una estrella femenina de la canción amenazada de muerte por un maníaco. Kasdan explicaría que el libreto fue rechazado ¡sesenta y siete veces! por diferentes estudios, a pesar de que lo reescribió en doce ocasiones para mejorarlo.



El primer intento de llevar el guión a la pantalla se produjo en 1976. Esa primera tentativa barajó la posibilidad de emparejar a Steve Mc- Queen con la cantante y actriz Diana Ross, pero el proyecto fue rechazado por considerarse «demasiado controvertido» (sic). A pesar de que ninguna de las versiones del guión preveía que la cantante fuera negra, y de que tanto Kasdan como el futuro coproductor y protagonista de El guardaespaldas, Kevin Costner (n. 1955), rechazaron desde el primer momento hacer la menor mención en los diálogos a la naturaleza interracial del romance de los protagonistas, no deja de ser curioso que en esa primera tentativa de hacer la película ya se considerara a una intérprete afroamericana. Sea como fuere, lo cierto es que Ross se mantenía como posible protagonista femenina de El guardaespaldas cuando se hizo un segundo intento de realizar el film a finales de esa misma década, ahora con Ryan O’Neal en el papel del guardaespaldas, que tampoco llegó a buen puerto.

Primero, Kevin

A principios de los noventa, Kevin Costner se hallaba en la cumbre del cine norteamericano: había ganado dos Oscar –Mejor Película y Mejor Director– por su ópera prima tras las cámaras, Bailando con lobos (1990), y su haber incluía éxitos como Los intocables de Eliot Ness (Brian de Palma, 1987; ver Cult Movie en núm. 262), No hay salida (Roger Donaldson, 1987), Los búfalos de Durham (Ron Shelton, 1988), Campo de sueños (Phil Alden Robinson, 1989), Revenge (Tony Scott, 1990), Robin Hood: Príncipe de los ladrones (Kevin Reynolds, 1991) y JFK, caso abierto (Oliver Stone, 1991; núm. 386). Además, él y su socio, el productor Jim Wilson, habían hecho buenas migas con Kasdan, quien dirigió a Costner en Reencuentro (1983) –aunque eliminó sus escenas del montaje definitivo– y Silverado (1985; núm. 325), y volvería a hacerlo en Wyatt Earp (1994).



Kevin Costner y Whitney Houston, pareja estelar de este «thriller» romántico


Fue Costner quien recuperó el viejo guión de Kasdan y le propuso llevarlo a cabo tal y como fue concebido desde el principio, si bien retocándolo levemente a fin de actualizarlo. Por ejemplo, si en la primera versión del libreto se explicaba que el guardaespaldas era un antiguo miembro del servicio secreto norteamericano, frustrado por no haber podido evitar el asesinato de Kennedy porque ese día no estaba en activo –una idea que el guionista Jeff Maguire y el realizador Wolfgang Petersen retomaron al año siguiente en la película protagonizada por Clint Eastwood En la línea de fuego (1993)–, eso se cambió, sustituyendo el magnicidio de JFK por el intento de asesinato de otro presidente norteamericano, Ronald Reagan. También se alteró el final, en el cual el guardaespaldas y la cantante se despedían para siempre una vez pasado el peligro, dejando una resolución abierta de cara a una posible continuación de su historia de amor, y quizá también del film.

Luego, Whitney

Costner sería coproductor junto con Kasdan y Wilson, e interpretaría al guardaespaldas Frank Farmer. Para hacerlo, se cortó el pelo muy corto a imitación de Steve McQueen, el primer protagonista previsto, a modo de homenaje. También sería Costner quien eligiría como intérprete de Rachel Marron a la famosa cantante Whitney Houston (1963-2012), no sin antes considerar a otras candidatas, todas ellas estrellas de la canción, tales como Dolly Parton –curiosamente, la compositora y primera intérprete de la famosísima canción «I Will Always Love You»–, Pat Benatar, Olivia Newton-John, Madonna, Joan Jett, Debbie Harry, Janet Jackson, Terri Nunn y Kim Carnes. El reparto se completaría con el también cantante pop Gary Kemp –llamado en la película Sy Spector, lo que puede verse un guiño al productor musical Phil Spector–, Bill Cobbs (Bill Devaney), Ralph Waite (Herb Farmer, padre de Frank), Tomas Arana (Greg Portman), Michele Lamar Richards (Nicki Marron, la hermana de Rachel) y Mike Starr (Tony Scipelli, el primer guardaespaldas de la cantante). Como curiosidad, anotemos la presencia de Debbie Reynolds (1932-2016) haciendo de sí misma en la secuencia de la ceremonia de entrega de los Oscar.



El guardaespaldas sería el primer rol protagonista para el cine de Houston, quien solo poseía como experiencia previa un par de diminutos papeles en televisión y diversos videoclips. Como es bien sabido, la cantante y actriz fallecería en lamentables circunstancias el 11 de febrero de 2012. Costner, gran amigo suyo desde el rodaje de este film, estuvo en su funeral el 18 del mismo mes, y la recordó con ternura, explicando al público asistente que se presentó a una audición para El guardaespaldas usando maquillaje para actuar en el escenario en vez de maquillaje cinematográfico, pues este la hacía sentirse insegura; pero el maquillaje empezó a corrérsele por toda la cara a causa del calor de los focos, y hubo que detener la prueba para que se aplicara maquillaje para el cine y así poder reanudarla, ya con éxito.

Más tarde, la música

Con un presupuesto no muy elevado para la época, 25 millones de dólares, la realización de El guardaespaldas sería confiada al británico Mick Jackson (n. 1943), quien un año antes había conseguido cierto éxito y reputación con la comedia Tres mujeres para un caradura (1991), y después de que Kasdan rechazara la oferta de Costner de dirigir la película porque se hallaba enfrascado en la postproducción de Grand Canyon (El alma de la ciudad) (1991) y la preparación de Wyatt Earp. La filmación se desarrolló en diversas localizaciones de California, pero también se rodaron escenas en Newark, New Jersey, y Captiva Island, Florida.



Houston se mostró eternamente agradecida a Costner por su ayuda en este rodaje


Pocas semanas antes de empezar el rodaje, Houston dijo que iba a tomar clases aceleradas de arte dramático para preparar su papel, pero tanto Costner como Jackson le aconsejaron encarecidamente que no lo hiciera, porque temían que de este modo perdiera espontaneidad y naturalidad. Houston siempre se mostró eternamente agradecida a Costner, quien guió atentamente su interpretación recomendándole que, sobre todo, escuchara con atención y expresara al máximo con la mirada; por su parte, Jackson le aconsejó que se preparara cada escena de la misma manera que lo hacía con una canción. Por desgracia, el buen clima de trabajo se rompió en dos ocasiones: Houston sufrió un espontáneo, que la obligó a estar apartada del set durante un par de semanas; y hubo que lamentar la muerte accidental del piloto Bill Vitagliano.

Un aspecto fundamental lo revistió la preparación de la banda sonora. En un primer momento estaba previsto que la canción principal del film fuera «What Becomes of the Brokenhearted», compuesta por William Weatherspoon, Paul Riser y James Dean (nada que ver con el actor), y originalmente interpretada por Jimmy Ruffin. Pero cuando se dieron cuenta que el tema aparecía en la banda sonora de Tomates verdes fritos (Jon Avnet, 1991), Costner sugirió reemplazarla por la mencionada «I Will Always Love You», compuesta e interpretada por primera vez por Dolly Parton en 1973 y que la propia Parton interpretó para el cine en la comedia musical La casa más divertida de Texas (Colin Higgins, 1982). También fue Costner quien, en contra de la opinión de todo el mundo, exigió que Houston interpretara los primeros compases de la canción a capella.

Tras unos desastrosos primeros pases de prueba para público seleccionado, en los que los asistentes se rieron de la actuación de Houston (sic), El guardaespaldas se estrenó en los EE.UU. el 25 de noviembre de 1992, alcanzando una espléndida recaudación de 121.9 millones de dólares solo en cines norteamericanos y de 410.9 millones a nivel internacional. El disco con las canciones, con 45 millones de copias vendidas en todo el mundo, sigue siendo la banda sonora más comercial de todos los tiempos.



El moderno samurái

El guardaespaldas es un venerable objeto de culto para mucha gente, como también lo son películas como Flashdance (Adrian Lyne, 1983), Dirty Dancing (Emile Ardolino, 1987), Pretty Woman (Garry Marshall, 1990) o Mamma Mia! (Phyllida Lloyd, 2008), todas ellas, al igual que El guardaespaldas, films que giran en todo o en parte alrededor de personajes femeninos «fuertes» que rompen estereotipos, y con un carismático uso de canciones convertidas en «himnos». Mas no por ello El guardaespaldas es un bodrio sin paliativos destinado a arder en el Infierno reservado para los crímenes de lesa cinematograficidad », y perdón por el barbarismo. A fin de cuentas, y guste o no, nadie puede hacer nada ante el fenómeno popular de ciertas películas que «tocan» la fibra sensible de un amplio sector de espectadores y devienen objetos de adoración.

El guardaespaldas no lleva mal los más de 25 años pasados desde su estreno, principalmente gracias al elemento que ya cuando se estrenó fue el más destacado, ni que fuera por el respeto que se le tenía y se le sigue teniendo hacia el máximo responsable del mismo: el guión de Lawrence Kasdan. Hay que decir que, a pesar de que en la actualidad la fama de este film se justifica sobre el recuerdo de la malograda Whitney Houston y la popularidad de su banda sonora, lo cierto es que el aspecto más logrado de la trama urdida por Kasdan sigue siendo el retrato del protagonista masculino.



Frank Farmer es un guardaespaldas que antaño perteneció al servicio secreto del gobierno de los Estados Unidos y ahora trabaja en el sector de la seguridad privada. Pero el personaje está presentado como alguien que tan solo pone su pistola y sus habilidades marciales al servicio de clientes que, desde su punto de vista, «valgan la pena». De hecho, al principio no quiere proteger a Rachel Marron porque ella y su mundo le parecen frívolos… Frank es alguien que se toma muy en serio su trabajo; tanto, que en un momento de sinceridad con Rachel, le confiesa que si algo le da miedo es «no estar allí cuando se me necesita». Esa obsesión por el cumplimiento del deber se justifica por el hecho de que Frank no se hallaba de servicio el día que atentaron contra Reagan… porque había viajado para asistir al entierro de su madre: la única vez en toda su carrera que se ausentó justificadamente de su trabajo, el presidente de los EE.UU. estuvo a punto de perder la vida.

Frank simboliza los más altos valores de Norteamérica: no olvidemos que se apellida Farmer, es decir, «agricultor» o «granjero », término que ahonda en lo más profundo de la cultura y el espíritu del american way of life. Por otro lado, el personaje es una síntesis de diversas fuentes previas: Frank lleva al cine a Rachel y van a ver el clásico de Akira Kurosawa Yojimbo (1961), conocida en España como El mercenario… que no es sino la profesión de Frank; Rachel le llama «samurái»; pero, antes, tras volver del cine, ambos protagonizan un juego erótico con una catana, con la cual Frank –en otro detalle cinéfilo cosecha de Kasdan– recrea con la ayuda de un pañuelo de seda una famosa escena de Las cruzadas (Cecil B. DeMille, 1935); esa misma noche la pareja hace el amor, pero, a la mañana siguiente, Frank le dice a Rachel que debe abandonar el servicio de protección que le está dando, porque –sugiere– el hecho de haberse enamorado de ella le hará perder objetividad; ni que decir tiene que la rigidez del personaje evoca a algunos que interpretó Steve McQueen, a quien Costner homenajea con su corte de pelo, o al taciturno «samurái» que encarnó Alain Delon a las órdenes de Jean-Pierre Melville en El silencio de un hombre (1967).



Desde luego que en El guardaespaldas hay evidentes concesiones al divismo de Houston, tales como sus actuaciones musicales o la inserción de supuestos videoclips de Rachel Marron. Tampoco convencen los feos ralentís del clímax en el escenario de la entrega de los Oscar. Pero, a pesar de todo, el film hace gala de momentos logrados, como la primera vez que Frank entra en la mansión de Rachel, burlando todas las medidas de seguridad dando una serie de nombres de personajes históricos (Alexander Graham Bell, Thomas Alva Edison, Henry Ford); el momento de tensión que se vive en lo alto del escenario del night club, al cual Rachel y su séquito han acudido sin consultárselo a Frank; la pelea cuerpo a cuerpo de Frank y el rencoroso Tony en la cocina; la escena en la que un celoso Frank descarga su ira sobre un insolente cocinero mexicano que le parece sospechoso; o un par de escenas de suspense –la de la lancha y el intento de asesinato nocturno de Rachel–, que tienen lugar en la cabaña del padre de Frank junto al lago.

Tomás Fernández Valentí


 

«El guardaespaldas»: el musical

En 2011, Warner Bros., distribuidora del film original, anunció su intención de producir un remake, centrado en el mundo de Internet, con Rihanna en el papel de Rachel Marron. Pero la famosa cantante de Barbados arrojó un jarro de agua fría sobre la idea al declarar que su respuesta había sido: «rotundamente no. Odio cuando los cantantes tienen que hacer películas en las que no paran de cantar todo el tiempo, como si no pudieran verse de otra manera. Yo quiero hacer personajes, ya me paso el resto de la vida siendo Rihanna, hacer de cantante no sería ningún esfuerzo especial para mí» (claro que el año pasado la vimos prácticamente haciendo de sí misma en «Valerian y la ciudad de los mil planetas», pero bueno, esa es otra historia…).

Al año siguiente, se estrenaba en el teatro Adelphi de Londres «The Bodyguard: A New Musical», una versión escénica de la película de Mick Jackson con libreto de Alexander Dinelaris, protagonizada por Heather Headley (Rachel Marron) y Lloyd Owen (Frank Farmer), que incluye la práctica totalidad de las canciones interpretadas por Whitney Houston en la versión cinematográfica, si bien la célebre «I Will Always Love You» es más fiel a la versión original compuesta por Dolly Parton. Desde entonces y hasta el momento actual, la obra ha conocido diversos montajes en el Reino Unido, Irlanda, Mónaco, Holanda, Colonia, Estados Unidos, Seúl, Toronto y Australia.

El 28 de septiembre de 2017 se estrenó en el Teatro Coliseum de Madrid «El guardaespaldas: El musical», versión española de la misma obra, con Fela Domínguez como Rachel Marron, Maxi Iglesias e Iván Sánchez alternándose en el papel de Frank Farmer, Damaris Martínez como Nicki Marron, Armando Buika como Bill Devaney, Alberto Cañas como Tony Scipelli, y Juan Bey como Sy Spector. Esta versión utiliza los decorados y el vestuario utilizados en la versión representada en Holanda entre 2015 y 2017, completamente diferentes de la versión original londinense.


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