

Primera colaboración de Carmen Machi y Paco León tras la finalización de «Aida», una de las comedias televisivas de más éxito de la historia de España. Fernando Colomo los reúne en «La tribu», una película basada en la historia real de «Las mamis», un grupo de madres que se juntan para quitarse de encima sus problemas a base de bailes urbano.
— ¿Cómo llegasteis a este guión y cuál fue vuestra relación con estas mamis de la vida real?
— Carmen: En este caso fue normal. Me llegó como suelen llegar muchos guiones, me llaman y me dicen: quiero que leas esto, hemos pensado en ti para este personaje… Si además te dicen que la persona que va a estar junto a ti es Paco León y que lo dirige y escriben quienes hacen esta película, pues todo perfecto. Solo quedaba acordar nuestras agendas y tirar para adelante. Y las relación con las mamis, pues también muy bien. Hay algunas de ellas que efectivamente salen en la película interpretando personajes. Ha sido algo muy positivo y divertido. Estoy feliz con el proceso y la película.
— Paco: Ha habido una mezcla de cosas reales muy maja. Que la coreógrafa se llame Maribel del Pino y acabe saliendo en la película, me gusta que se mezclen cosas de la vida real para que la historia sea verosímil.
— ¿A primera vista que es lo que más os llamó la atención del guión?
— P: Me sorprendió muchísimo el arranque y me sigue sorprendiendo hoy en día. Los que tenemos la suerte de recibir muchos guiones, cuando lees las primeras 10 páginas ya sabes perfectamente cómo va a transcurrir y en esta era lo contrario, no entendía absolutamente nada. Una madre que pierde a su hijo, un tío que se queda enganchado, un accidente donde pierde la memoria… No sabías por dónde iba a ir y eso es algo que me gusta mucho como espectador y como lector. Había algo de ir deconstruyendo al personaje, de ir tirando para atrás y hacia delante para ver quién realmente es.
— La película tiene una relación muy especial con Badalona, y el barrio donde está rodada. ¿Cómo fue la relación del rodaje con el barrio? ¿Creéis que es importante que se representen realidades cotidianas que no se suelen ver a diario en pantalla?
— P: En la película hay una cosa que se dice mucho que es eso de orgullo y aquí hay mucho orgullo de barrio. Nosotros somos de barrio, conocemos lo que hay en el barrio y el barrio hay que llevarlo con orgullo.
— C: Hay una unidad, una especie de colmena o de tribu, de ayudarse. La gente pasa por las mismas alegrías y penas y habla con mucha naturalidad de las mismas cosas. Hay una manera de vivir que es extraordinaria y de la que nace muchas veces la solidaridad.
— P: Es la fuerza del grupo, de eso habla mucho la película.
— C: Y el baile. El baile tiene que ver mucho precisamente con ese orgullo de barrio. Todos los bailes urbanos que se representan en la película salen del barrio. Estilos como el Funkytown tienen mucho que ver con el lenguaje corporal de situarte por encima de tus problemas y presumir de orgullo.
—P: Empoderarse
«El baile tiene que ver mucho con ese orgullo de barrio»
—Tu personaje, Paco, durante buena parte de la película padece de amnesia y afasia y se juega con ello desde un punto de vista cómico. ¿Te fue difícil encontrarle ese equilibrio perfecto?
— P: Pues la verdad es que sí, sobre todo porque como se rueda desordenado, costaba bastante irle cogiendo el punto a medida que iba pasando el rodaje y que luego eso no se notase en la película. Y el asunto es que el guión tiene cosas que son muy divertidas escritas en papel pero que luego hay que representarlas y eso es tremendamente difícil, el recitarlas con verdad y que el espectador se lo pueda creer. Que no se quede únicamente en el chiste. La gente que conozco, que ha tenido familiares que por ejemplo han tenido ictus, el asunto es bastante parecido a como lo representamos en la película. Es muy cómico dentro de lo trágico, el hecho que no te salga lo que uno piensa.
— C: La gente a veces somos así de idiotas y a la vez espontáneos. El asunto no era hacer comedia a costa de estos problemas, sino que las situaciones que se derivan de ellos son divertidas.
— P: Mira por ejemplo las personas que tienen un TOC o el Síndrome de Tourette. A veces es imposible evitar la sonrisa por mucho que sepas lo que hay detrás.
—¿Cuál era vuestra relación previa con el mundo del baile y de la danza antes de la película? Porque me imagino que el tema coreografías y demás no ha debido ser precisamente sencillo.
— P: Algo hemos bailado. He bailado incluso profesionalmente con gente buena y todo. Pero nada que ver con esto, yo he bailado contemporáneo, algo de danza, incluso flamenco. Que igual puedes tener una facilidad física para el baile pero que, en casos como este, te puede incluso jugar a la contra porque tienes que aprender desde cero un nuevo estilo totalmente diferente. Todo nos lo ha tenido que enseñar Maribel.
— C: Siempre hay una base. Yo por ejemplo, también he hecho mis pinitos sobre el escenario con alguna cosita y aparte he estado trabajando durante 20 años de mi vida la expresión con el cuerpo para la actuación. Mi formación corporal como actriz ha estado basada en el baile pero nada que ver, siempre he utilizado el baile como expresión plástica pero como actriz. De hecho, siempre pensaba que ojalá algún día todos mis conocimientos de baile los pudiese aplicar en una película y salvo un par donde tuve que hacer alguna cosilla, imposible… Pero nunca esto, esto de repente te desmonta por completo. Lo que tú crees que la memoria corporal no se olvida, va todo lo contrario. Es una disciplina completamente diferente, te crees que el ritmo lo marca la percusión y muchas veces es al contrario, lo marca la letra. Es algo muy difícil pero también a la vez muy adictivo.
Roberto Morato